26 de marzo de 2009

UNA HISTORIA DE LA IMPRUDENCIA

















En memoria de A. S.

SÓLO TEXTO: UN HOMBRE NORMAL. SU HIJA SIENTE ATRACCIÓN POR LAS MUJERES, PERO GUARDA SILENCIO. TRAS AÑOS DE OÍR LO QUE DICE SU PADRE —LO QUE NUNCA DEJA DE DECIR— LA HIJA SE HA CONVENCIDO DE QUE DEBE SENTIR ATRACCIÓN POR LOS HOMBRES Y SE CASA CON UNO. LA HIJA TIENE UN HIJO. LA HIJA HACE AMISTAD CON UNA COMPAÑERA DE TRABAJO. UNA NOCHE VUELVE TARDE A CASA, HABLA CON SU MARIDO Y ÉL LA ABANDONA AL DÍA SIGUIENTE LLEVÁNDOSE A SU HIJO. ELLA SE ENCIERRA ESA NOCHE EN EL CUARTO DE BAÑO

9 comentarios:

El estupor y la maravilla dijo...

Menudo mazazo. No sé qué decir. Me quedo con las palabras de otro: "hay que dar esperanza".

Un saludo.

Anónimo dijo...

Estremecedor :'(
Que monstruos (la humanidad en general) podemos llegar a ser para hacer que las personas decidan irse de este mundo por no poder sentir libremente.
Salu2

GRANO GRUESO dijo...

Yo, de esta historia, no sé que me parece más terrible: si lo fácil que es de contar o lo fácil que es de encajar en realidades afines a nosotr@s.

Anónimo dijo...

¿Y no es lo mismo? Lo digo porque para contarlo con esa facilidad tienes que tener cierta empatía con esas personas, lo que hace que no te suponga un gran esfuerzo encajarlo.

En cualquier caso es terrible.

Salu2

GRANO GRUESO dijo...

Me refiero a que seguro que tod@s conocemos alguna familia que —por desgracia, aunque ojalá nunca vuelva a ocurrir— podría protagonizar un suceso así. Las palabras pueden ser armas; ligeras, pero armas.
Un abrazo.

dezaragoza dijo...

Lo siento, tengo que hacer honor al nombre de mi blog y seguir dando la brasa. Me niego a que se considere normal a un machista que no sabe educar a sus hijos/ as.
Pero... me autocontesto con vuestros comentarios de la otra vez. Ok, seguramente yo soy bastante anormal (en el mejor sentido de la palabra).
Una historia terrible y probablemente cierta.

GRANO GRUESO dijo...

Como bien dices, Dezaragoza, y sabes, la "normalidad" es aquí un mero recurso estilístico... en cuanto a tu anormalidad, por lo poco que conozco de ti, aspiro a que se me contagie.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Buenoooo demos esperanza, que también somos muchas las que salimos bien de estos trances, incluso conozco algunas que sus propios maridos les han ayudado a salir del armario, ánimo y fuerza por las que se quedan en el camino.

PIPI dijo...

Ayudemos a que ese Silencio no sea silencio, más padres de los que pensamos necesitan conocer los deseos y pensamientos de sus hijos. Siempre creemos que eso o lo otro solamente les ocurre a los DEMAS. Besos